
Por entre dos altisimos ejidos
la esposa de Titòn ya parecìa,
los dorados cabellos esparcidos
que de la fresca gelada sacudìa,
con que a los mustios prados florecidos
con el humido humor reverdecìa,
y quedaba engastado asì en las flores,
cual perlas entre piedras de colores.
Alonso de Ercilla "La araucana"
1569
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